Tuesday, August 31, 2010


WHY WE LOVE MEN ???

We love men because they can never fake orgasms, even if they wanted to.

Because they write poems, songs, and books in our honor.
Because they never understand us, but they never give up.
Because they can see beauty in women when women have long ceased to see any beauty in themselves.
Because they come from little boys.
Because they can churn out long, intricate, Machiavellian, or incredibly complex mathematics and physics equations, but they can be comparably clueless when it comes to women.
Because they are incredible lovers and never rest until we’re happy.
Because they elevate sports to religion.
Because they’re never afraid of the dark.
Because they don’t care how they look or if they age.
Because they persevere in making and repairing things beyond their abilities, with the naïve self-assurance of the teenage boy who knew everything.
Because they never wear or dream of wearing high heels.
Because they’re always ready for sex.
Because they’re like pomegranates: lots of inedible parts, but the juicy seeds are incredibly tasty and succulent and usually exceed your expectations.
Because they’re afraid to go bald.
Because you always know what they think and they always mean what they say.
Because they love machines, tools, and implements with the same ferocity women love jewelry.
Because they go to great lengths to hide, unsuccessfully, that they are frail and human.
Because they either speak too much or not at all to that end.
Because they always finish the food on their plate.
Because they are brave in front of insects and mice.
Because a well-spoken four-year old girl can reduce them to silence, and a beautiful 25-year old can reduce them to slobbering idiots.
Because they want to be either omnivorous or ascetic, warriors or lovers, artists or generals, but nothing in-between.
Because for them there’s no such thing as too much adrenaline.
Because when all is said and done, they can’t live without us, no matter how hard they try.
Because they’re truly as simple as they claim to be.
Because they love extremes and when they go to extremes, we’re there to catch them.
Because they are tender when they cry, and how seldom they do it.
Because what they lack in talk, they tend to make up for in action.
Because they make excellent companions when driving through rough neighborhoods or walking past dark alleys.
Because they really love their moms, and they remind us of our dads.
Because they never care what their horoscope, their mother-in-law, nor the neighbors say.
Because they don’t lie about their age, their weight, or their clothing size.
Because they have an uncanny ability to look deeply into our eyes and connect with our heart, even when we don’t want them to.
Because when we say “I love you” they ask for an explanation.

Friday, August 27, 2010

Convención de los heridos de amor
Disposiciones generales:

A – Considerando que el dicho de que “en el amor y en la guerra todo vale” es completamente verdadero;

B – Considerando que en lo relativo a la guerra contamos con la Convención de Ginebra, adoptada el 22 de agosto de 1864, que determina cómo debe tratarse a los heridos en el campo de batalla, mientras que hasta hoy no se ha promulgado ningún documento que regule la situación de los heridos de amor, muy superiores en número;

Se decreta que:

Art. 1 – todos los amantes, independientemente de cuál sea su sexo, quedan advertidos de que el amor, además de ser una bendición, también es algo extremadamente peligroso, imprevisible, que puede acarrear serios daños. Por lo tanto, quien tenga la intención de amar, debe ser consciente de que está exponiendo su cuerpo y su alma a heridas de muy diferentes tipos, sin poder culpar por ello a su pareja en ningún momento, puesto que ambos corren el mismo riesgo.

Art. 2 – Una vez alcanzado por una flecha del arco ciego de Cupido, debe solicitarse inmediatamente al arquero que dispare la misma flecha en la dirección opuesta, con el objeto de no sufrir la herida conocida como “amor no correspondido”. En el caso de que Cupido se niegue a hacerlo, la Convención que en estos momentos se promulga exige del herido que de manera inmediata se arranque la flecha del corazón y la tire a la basura. Para llevar esto a buen puerto, debe evitar llamadas telefónicas, mensajes de correo electrónico, envíos de flores (siempre rechazadas), o cualquier otra forma de seducción, pues semejantes medios, si bien pueden dar algún resultado positivo a corto plazo, no resisten el paso del tiempo. La Convención decreta asimismo que el herido debe buscar sin falta la compañía de otras personas, así como debe imponerse al pensamiento obsesivo que le dice “vale la pena luchar por esta persona”.

Art. 3 – En el caso de que la herida provenga de un tercero, es decir, que el ser amado se sienta atraído por alguien que no estaba a priori en el guión, queda expresamente prohibida la venganza. En este caso, se permite el uso de lágrimas hasta que los ojos se sequen, así como algunos puñetazos en la pared o en la almohada, o reuniones con amigos donde poder insultar a gusto al antiguo(a) compañero(a), incidiendo en su perfecta falta de gusto, pero sin llegar a difamar su honra. La Convención determina que también se aplique en este caso la regla del Art. 2 que mueve a buscar la compañía de otras amistades, sólo que evitando en la medida de lo posible los lugares que la otra persona frecuenta.

Art. 4 – En lesiones leves, clasificadas aquí como pequeñas traiciones, pasiones fulminantes que no duran mucho, o desinterés sexual pasajero, debe aplicarse con generosidad y rapidez el medicamento llamado Perdón. Una vez aplicada tal medicina, no se debe volver atrás bajo ninguna circunstancia, y el asunto debe ser definitivamente olvidado, no utilizándolo jamás como argumento en una discusión o en momento de odio.

Art. 5 – En todas las heridas definitivas, también conocidas como “rupturas”, el único medicamento que tiene algún efecto se llama Tiempo. De nada sirve buscar consuelo en cartomantes (que siempre prometen el regreso del amor perdido), leer libros románticos (que siempre acaban bien), engancharse a una telenovela o cosas por el estilo. Se debe sufrir con intensidad, evitando radicalmente las drogas, los calmantes o las oraciones a los santos. En cuanto al alcohol, sólo serán permitidos dos vasos de vino diarios.

Consideraciones finales:Los heridos por el amor, al contrario de los heridos en conflictos armados, no son víctimas ni verdugos. Optaron por algo que forma parte de la vida, y deben asumir, por consiguiente, la agonía y el éxtasis de su elección.Y los que jamás fueron heridos por el amor, nunca podrán decir: “he vivido”. Porque no vivieron.


Texto tomado prestado del Blog de Paulo Coelho (www.paulocoelhoblog.com)